En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Un rayo de sol, por ejemplo.
(Pero hay que encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la sombra).
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada una lágrima,
y nadie, por suerte, la ve.
Es claro que ya no me sirve.
Es cierto que está muy gastada.
Lo sé pero qué voy a hacer,
tirarla me da mucha lástima.
Tal vez las personas mayores
no entiendan jamás de tesoros.
“Basura”, dirán, “Cachivaches”.
“No sé por qué juntan todo esto”.
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones.
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.
Lleno de imágenes evocadoras que estimulan la imaginación de los niños. A través de metáforas encantadoras, invita a los pequeños a valorar los tesoros emocionales y materiales que pueden guardar en su memoria. Además, su tono lúdico y reflexivo permite a los niños conectar con sus sentimientos de una manera hermosa y significativa. ¡Es un poema realmente lindo!
ResponderBorrarQué bello el texto que compartes Dani, me transportó a mi niñez y mis tristezas de pequeña, a veces olvido que los niños también saben de tristezas, qué nostalgia y qué ternura. Me encanta la imagen que colocas en tu encabezado, existen muchas maneras de decir cosas, pienso que tu creatividad te permite hablar con los pequeños a través del arte, espero poder asistir a la exposición de la biblioteca Colibrí.
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